Con una claridad admirable a sus 85 años de edad, nobleza en su corazón y conmovido hasta las lágrimas, Don Hermilo nos recibe en su casa y nos da una enseñanza de vida con la sabiduría empírica que deviene del esfuerzo del trabajo honrado.
Policía, guardia, albañil, carpintero, plomero, soldador, mayordomo y segundo comandante del ejército. Con tan solo segundo año de primaria cursado, Don Hermilo es un ejemplo de superación y disciplina. Pero que, a pesar de toda una vida de responsabilidad laboral, no tiene seguro social.
Beneficiario de pensión de adultos mayores
Estar inscrito en el programa de Adultos Mayores para recibir la pensión del Gobierno ha sido una bendición para él. Pues, aunque tiene doce hijos y doce nietos, prefiere estar solo en su casa. Dice que no quiere “dar lata”, que prefiere “morir solito”, que en su casa en Apodaca se siente mejor.
Una de sus hijas le deja hecha la comida y Don Hermilo nada más la calienta en una estufita que tiene. Sufre mareos, el calor, camina con muletas. Y por la misma soledad en la que vive, estuvo a punto de morir electrocutado.
Tras caerse afuera de su casa, como no puede caminar, se arrastró hasta el interior y, como hacía mucho calor, tirado en el suelo encendió el ventilador. Al tomar los cables, con su espalda en la tierra, se quedó pegado observando cómo una luz salía por debajo de su pierna.
“Ya me sentía yo mal. Miraba que el techo daba vuelta y vuelta” –narra Don Hermilo–. Entonces reaccionó con una ansia surgida de sus últimas fuerzas. Con la mano que dice “tiene muerta”, aventó los cables y logró sobrevivir.
La silla de ruedas que le llevaron como regalo a Don Hermilo hasta su casa los conductores de Haciendo Comunidad, Waldo Fernández y Lalo Husseini, se quedó chica con lo que Don Hermilo les regaló esa mañana. Las anécdotas de sus días en el ejército y en la policía. Su punto de vista sobre los buenos y malos gobiernos. Su excelente humor. Los valores que honestamente profesa y las lecciones de toda una vida.